29 de mayo
Una noche, un ladrón robó un cerdito y lo guardó en un saco. El cerdito era muy pesado y pronto el ladrón se sintió cansado y se paró a descansar. Dejó el saco posado junto a un árbol y se quedó inmediatamente dormido; y roncando muy alto.
El ladrón había dejado el saco junto a un agujero donde tenía su casa un gnomo. Con los chillidos del cerdito y los ronquidos del ladrón, el gnomo no podía dormir, así que decidió ver qué pasaba.
Desató el saco y el cerdito salió corriendo.
"Creo que me voy a divertir aquí", pensó el gnomo.
Se metió sigilosamente en el saco y esperó a que el ladrón se despertara. Pronto se despertó, recogió el saco y siguió su camino.
- Es un viaje un poco ajetreado - se dijo divertido el gnomo desde dentro del saco.
- Quién dijo eso? - gritó sorprendido el ladrón.
- El que viaja a espaldas de un cerdo, dentro de tu saco - respondió el gnomo.
Naturalmente, el ladrón pensó que era el cerdito el que hablaba.
- No tengo nada que ver con un cerdo hablante - dijo el ladrón, dejando caer el saco. Y salió corriendo, con un susto mortal.
- No creo que robe otro cerdito por mucho tiempo - se rió el gnomo mientras salía del saco y volvía a casa.
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